Mi momento en el mundo.

sábado, 24 de diciembre de 2011

La mudanza


Palita y balde de juego
que en un bolso transportaba
saludando a los vecinos
haciendo nuestra mudanza.

Dejábamos Saavedra
barrios de mi Buenos Aires
para mudarnos más lejos
sin su sonar de violines.

Quedó esa, mi casa vieja
aferrada a mi memoria
con su pisos de madera
y en su jardín la magnolia.

Mi amiguita de la infancia
hablaba desde el balcón
no la dejé en el olvido
la tengo en el corazón.

Cada cambio es un desgarro
que no lo hacemos notar
son giros que da la vida
en eterno galopar.

Casa nueva, todo nuevo
algo más por recordar
se nos llena la cabeza
de amigos para evocar.

La pérdida


Un montón de piernas largas
me separaban de ti
que me dejaran llegar
a los gritos les pedí.

Llorabas sobre la cama
yo no sabía porqué
cuando llegué hasta tu lado
recuerdo, también lloré.

Tu llanto era por la muerte
de aquel magnífico ser
que nos dejó a las dos solas
no lo pude conocer.

Era apenas una niña
no lo podía entender
que mi padre me faltara
¿Quién me habría de querer?

Por mucho tiempo quedó
profundo abismo en tu mente
con vida siempre enlutada
por el negro de tu suerte.

Las perlas que hubo en tus ojos
en mí quedaron grabadas
amarga hiel del destino
despertar en las mañanas.

Despertar de cama vacía
despertar no lo querías
porque sabías de sobra
que sin el tu no vivías.

Tu padre vive en el cielo
eso es lo que me decías
no mostraste tu sonrisa
mientras tu niña crecía.

Hoy los dos ya viven juntos
en ese cielo que odié
pues depositó en tus ojos
triste sal con que me crié.